Yadira trujillo Redactora (I)

Un tesoro, que en el mapa se ve pequeño, encierra grandes oportunidades para el turismo en Centroamérica. Su consigna es la alegría; o como dirían en Costa Rica: ‘pura vida’. Al preguntar a alguien ¿cómo estás?, ¿cómo te fue?, ¿qué tal estuvo el lugar, la comida?, en ese país la respuesta es la misma: ‘pura vida’.

La vida de forma positiva sugiere la frase insigne del país. En él se puede disfrutar de su clima, en un paseo por sus calles, o en una visita a sus montañas, valles, ríos y senderos. Desde la capital, San José, en una hora y media se llega al mar, por lo que una jornada playera, tranquilamente, puede ser un plan de domingo.

Para llegar al país centroamericano, ahora hay un vuelo directo de Avianca desde Quito. La ruta empieza en el aeropuerto Internacional Mariscal Sucre y termina en el Juan Santamaría, la terminal que presta sus servicios para San José. Con ello, Ecuador se conecta con Costa Rica en menos de dos horas.

Este es un recorrido por tres joyas del turismo costarricense, que están ‘pura vida’ y que vale la pena visitar.

Un volcán, tres cráteres

A una hora y media de la capital está el volcán Irazú, el más alto del país, a 3 400 metros. Costa Rica tiene más de 120 volcanes, aunque la mayoría de ellos está en el territorio marítimo. El Irazú es uno de los seis que se encuentran activos.

Édgar Cuadra, guía del Instituto Costaricense de Turismo, cuenta que la primera erupción del Irazú, en 1963, coincidió con la visita del entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, a Costa Rica. Tras ello, el volcán expulsó gases y ceniza durante cuatro años.

Hoy, en él los visitantes disfrutan de una caminata sobre uno de sus tres cráteres, el Playa Hermosa. También se aprecia el cráter Diego de la Haya y el principal, que tiene una profundidad de 300 metros y un diámetro de 1 050.

En un día despejado, desde el Irazú se pueden observar las costas del Pacífico y también las caribeñas, a las que el país tiene salida. Precisamente, el poder ir en una hora al Irazú, desde San José, y estar en una hora más en el mar es una de las ventajas de visitar el país, señala Shirley Lasso, costarricense.

La magia de las aguas termales

La Hacienda Orosi tiene tres atractivos principales, que son ideales para el relax y para compartir tiempo entre amigos o con la familia. En ella se disfruta de cinco piscinas de agua termal mineral. Natalia Alvarado, recepcionista del lugar, señaló que las temperaturas van desde los 38 grados hasta los 32.

Ella indica que las bondades de las aguas termales son conocidas por turistas nacionales y extranjeros. Precisamente, la sanación en la que entra el cuerpo al entrar en contacto con ellas, llama la atención de los visitantes.

Es un lugar ideal para descansar, conversar y admirar los paisajes montañosos, dice Laura Hernández. Ella cuenta que las familias como la suya visitan seguido el valle de Orosi. También ha ido con grupos de amigos o familiares que llegan de otros países. “Este siempre es un buen plan”.

Para complementar el descanso en las aguas termales, la hacienda también cuenta con una granja que tiene diversidad de animales para observar. Además, se puede realizar un ‘coffee tour’, en un sendero de unos cinco kilómetros en el que se conoce todo el proceso del café de esa zona de Costa Rica.

¿Cómo prepararse para hacer rafting?

El bosque lluvioso es un destino ideal para hacer rafting. El río Sarapiquí, en el cantón del mismo nombre, acoge a los aventureros, en recorridos con guías especializados. Aguas Bravas, por ejemplo, ofrece una ruta de 13 kilómetros de descenso, desde la comunidad Virgen de Sarapiquí.

Antes de subir al bote y remar sobre la corriente del río, el guía Hansell Rodríguez da las indicaciones del caso. Lo primero es señalar que se debe conservar la calma si alguien cae del bote. Si eso pasa, la posición en la que la persona que cae debe colocarse es con dirección a la corriente del río, acostada y con los pies hacia adelante.

La forma de tomar los remos es clave. Según el lado del bote que se ocupe, con una mano se toma la base en forma de T y con la otra, cerca de la pala. No lanzar sin dirección en las partes complicadas del río es importante, ya que así se evita golpear a las personas que comparten la actividad.

Las posiciones para avanzar en el recorrido son: adelante, atrás, derecha, izquierda, alto. También hay comandos de seguridad para evitar caer al agua como: inclinados y adentro (hacia el centro del bote). Rodríguez explica que en estos casos también es importante mantener la correcta posición de los remos para no golpear a nadie. Se lleva la base hacia el centro del bote y abajo; y la pala hacia arriba.

Para hacer esta actividad son necesarios zapatos cerrados y cómodos. También cubrir las piernas y los brazos con ropa ligera y cómoda para evitar quemaduras de sol. Sobre esto se coloca el chaleco y el casco de protección. Todo se moja.