Zaruma, un pueblo mágico lleno de historia, patrimonio y paisajes  

La ciudad orense, golpeada por los socavones, tiene una riqueza histórica y gastronómica que atrapa. Sus calles angostas, su arquitectura, su geografía irregular y su tigrillo y café se encuentran entre los en-cantos que más la destacan de esta zona.

Su nombre llenó los titulares en diciembre pasado, cuando parte de su Centro Histórico colapsó a causa de la minería ilegal, que dejó sin hogar a decenas de familias. Zaruma, sin embargo, es mucho más. Es historia, la joya de la provincia de El Oro, no solo por su riqueza en el metal, sino por sus casas de construcción mixta que se preservan y que le dieron la etiqueta de patrimonio nacional.

Son 400 años de antigüedad que ostenta este rincón del país, convertido en una de las primeras ciudades en Ecuador y que, ade-más, ofrece al visitante paisajes desde todos los ángulos.

Por estar sobre un cerro, Zaru-ma tiene entre sus atractivos mi-radores y restaurantes con vistas panorámicas hacia las montañas; un agregado que, si se suma a su clima templado, las artes y su ca-fé de exportación, puede dar como resultado momentos eternos para la recordar.

Con apenas 10 000 habitantes en su zona urbana, la ciudad se reco-rre completa en un fin de semana. Sus más de dos centenares de edi-ficaciones patrimoniales, de ma-dera y con soportales, le dan un toque rústico, acogedor, que huye del ruido citadino.

Se impone en el casco urbano la belleza arquitectónica del bien pa-trimonial más preciado de la ciu-dad, el Santuario de la Virgen de El Carmen, construido en 1912 y ter-minado en 1930, que posee, entre otros atributos, un altar tallado y candelabros colgantes.

Sus calles angostas limitan el trá-fico de vehículos, pero facilitan las caminatas. Como todo está cerca, no hay pérdida. El mirador de El Calvario es el más frecuentado, porque permite ver a toda Zaru-ma, debe ser aprovechado.

Es muy común hallar iglesias de corte patrimonial en las zonas rurales de Zaruma.
Algunos sembradores de café permiten visitas guiadas a sus fincas para conocer el proceso.

Tigrillo, más que un platillo

Cuando de gastronomía se habla, es inevitable mencionarlo. Hecho con plátano verde, queso, leche y proteína a su elección, el tigrillo de Zaruma es la especialidad. Lo venden en todas partes, a todas horas y en todas las presentaciones. Es parte del orgullo local.

A eso se suma la apuesta de vino hervido que ofertan algunos restaurantes cuando cae la tarde. Los asados con todas las carnes, sobre todo morcilla; los sudados con es-tilo Zaruma, una especie de sopa que se sirve con aguacate y patacones; y por supuesto, el café pasado. Pueden conseguirse desde USD 1 el café, hasta USD 12 el asado.

La ruralidad premia

Hay que darse el tiempo suficiente para conocer las zonas rurales. Los pueblitos, ano más de 20 minutos de distancia, tienen sorpresas, como las de Arcapamba, que van desde iglesias patrimoniales hasta pan hecho a mano y a leña.

Hay quienes, desde Zaruma, todas las tardes, se dan un tiempo para visitar sitios como Roma, Sin-sao, Ortega, atravesados por el río Amarillo y que ofrecen, además, una espesa vegetación y la oportunidad de visitar fincas de café. También en viaje corto se llega a las cascadas. Destacan el Chorro Blanco, Pigllo, Gemelas y Cacha Capac. Es tradición que la gente acuda a usarlas de balneario los fines de semana.

Algo de minas

Su tradición minera es parte de su oferta turística. En la urbe exis-te la oportunidad de visitar una mi-na turística sin costo, El Sexmo. La construyó una de las empresas ex-tractoras y quienes llegan tienen, incluso, la oportunidad de usar la indumentaria del minero.

Data del siglo XVI y cuenta hoy con 500 metros de recorrido. Aho-ra mismo está inactiva, pues ya es parte de la zona de exclusión. Otro lugar de este tipo es Hercursa, un museo que muestra todo el proce-so de extracción del oro.

A Zaruma se la conoce a pie y con los ojos bien abiertos. Sus noches silenciosas y sus detalles históricos enamoran a quien la visita.

TOMAR EN CUENTA

Zaruma es una ciudad de la provincia de El Oro. Se asienta sobre un cerro rico en oro, a 1200 msnm. Como su superficie es irregular, en las calles estrechas predominan las cuestas. Caminarla es un ejercicio.

La temperatura varía de en-tre 100C a 240C. De enero a abril hay lluvias y de mayo a diciem-bre es época seca, con tem-peraturas de hasta 240C. Se aconseja ropa ligera, protector solar y zapatos cómodos.

Para movilizarse en transporte terrestre desde otras provincias, puede tomar las cooperativas TAC, Piñas, Azuay y otras. Se encuentra a 5 horas de distancia de Guayaquil y 12 horas de Quito.


Blanca Moncada Redactora (1)